El Growth Hacking es una práctica de crecimiento acelerado que engloba un conjunto de técnicas utilizadas en mercadotecnia con el objetivo de lograr el mayor crecimiento del negocio por el coste más bajo y en el plazo más corto.
Si bien dicha práctica surgió en el contexto de las startups, esta disciplina está siendo cada vez más extendida a toda clase de empresas incluidas las de diseño.
Se puede ver como parte del ecosistema de mercadotecnia en línea, ya que en muchos casos los growth hackers son eficientes en el uso de técnicas como la optimización en motores de búsqueda, analíticas de sitios web, publicidad en internet y A/B testings.
Una característica propia y única del Growth Hacking es que el crecimiento es un objetivo y fin último. Ello significa que el camino que utilice para llegar allí podrá ser de lo más variado: Podrá usar técnicas de marketing, acciones en el diseño de producto, estrategias de negocio general o prácticas de experimentación innovadoras y disruptivas que no encajen en los sistemas establecidos.
En el sector del diseño, los métodos de crecimiento suelen girar entorno a ciertas áreas: Llegar a empresas más grandes, lograr proyectos de más envergadura, aumentar la cartera de clientes y/o fidelizar aquellos que ya tenemos para seguir dándoles el servicio a lo largo de su vida y nos tengan como la agencia de referencia. Por último, también hay algunos estudios de diseño que desean abarcar también el área de proyectos más atrevidos e innovadores.
Sea cual sea el objetivo, este debe ser específico, medible, alcanzable, realista y temporal, en inglés SMART.
Por ejemplo: “Queremos lograr nuestro primer proyecto de más envergadura durante en un tiempo máximo de 3 meses”.
Bien; ahora que el objetivo está definido, ¿Cómo vamos a lograrlo? La estrategia que establezcamos (llamada palanca) debe ser aquella que consideremos más eficiente. En otras palabras, debe ser aquella que creamos que nos va a permitir lograr más con el menor esfuerzo posible.
- ¿Cómo vamos a lograr nuestro primer proyecto de gran envergadura?
- ¿Lo lograríamos si transmitiesemos más confianza mediante la web?
- ¿Podríamos participar de manera voluntaria y colaborativa en algunos proyectos grandes para conseguir así los primeros casos de éxito?
- ¿Podríamos tratar de impresionar específicamente a un cliente para el que nos encantaría poder trabajar?
Cuando elijamos la palanca más óptima, la accionamos mediante los experimentos. Los experimentos son aquellas acciones específicas que llevaremos a cabo para lograr nuestro objetivo; es decir, son el conjunto de pequeñas acciones que conformarán la estrategia mayor.
Si optamos por querer impresionar a un cliente específico,
- ¿Podríamos diseñar un proyecto adecuado a él de aquello que realmente le haríamos en caso de ser su agencia de referencia?
- ¿Podemos establecer contacto con personas que trabajen para la marca en cuestión?
- ¿Podemos optar por estar presentes en eventos del sector a los que el cliente asista?
Cada experimento que hagamos debe ser monitorizado y registrado para así pasar al último paso.
Por último, tras realizar los experimentos deberemos dejar registro de cada uno de ellos apuntando lo que hemos hecho, los resultados que hemos obtenido y los aprendizajes que hemos extraído.
Esto nos permitirá saber en un futuro qué es lo que funciona y lo que no, volviéndonos cada vez más eficientes y eficaces gracias a toda la base de datos que estaremos creando.
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